Washington, 17 ago (EFE).- Mientras afronta cada vez más dificultades en el ámbito judicial, Donald Trump está lejos de verse derrotado en el plano político, con muchos de sus candidatos triunfando en las primarias republicanas y con la caída de enemigos de partido tan fuertes como Liz Cheney.
Esta última, no obstante, no da su batalla por perdida e hizo saber este miércoles a través de su portavoz, Jeremy Adler, que planea canalizar su abierta oposición al exmandatario a través de una plataforma que intentará bloquear su eventual tentativa de volver a la Casa Blanca y que le podría servir a ella de trampolín político a la presidencia.
Cheney pagó el precio de enfrentarse a Trump siendo consciente de que ese choque frontal la abocaba a perder su escaño en el estado de Wyoming, el más trumpista del país, donde el expresidente se impuso en las elecciones de 2020 con el 70 % de los votos frente al demócrata Joe Biden.
De los diez congresistas republicanos que respaldaron el juicio político a Trump en el Senado por incitar a la insurrección en el asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio, del que fue absuelto, solo dos se han impuesto en las primarias celebradas de cara a las legislativas de noviembre.
Cuatro ni siquiera intentaron renovar sus mandatos y otros cuatro no pasaron el corte. Cheney es además vicepresidenta del comité legislativo que investiga el ataque de enero y Trump no esconde su satisfacción.
«Supongo que con la derrota de Liz Cheney, mucho más grande de lo que se había anticipado, el comité de ladrones y matones políticos comenzará rápidamente el hermoso proceso de DISOLUCIÓN. Este ha sido un referéndum sobre la interminable caza de brujas. ¡El pueblo ha hablado!», dijo el martes en su red Truth Social tras conocerse los resultados en las primarias de Wyoming.
FUTURO INCIERTO
Está por ver cómo se materializará la sucesión de victorias acumuladas por candidatos que habían recibido su apoyo.
Según explica a Efe la analista Elaine Kamarck, de la Institución Brookings, hay republicanos y muchos independientes cansados de que el nivel de controversia que suscita el expresidente desvíe la atención de temas que podrían utilizarse a su favor, como lo que ellos consideran una mala situación económica.
Pero el ruido mediático que rodea a Trump no gira solo en torno a los opositores en el seno de su partido. El comité que investiga el ataque del 6 de enero, que tuvo lugar mientras se certificaba la victoria de Biden, retomará sus interrogatorios en septiembre y podría contar con el exvicepresidente republicano Mike Pence como testigo.
«No hay precedentes en la historia de que un vicepresidente sea convocado por el Capitolio para declarar, pero si recibiera una invitación formal le dedicaríamos su debida consideración», dijo este miércoles en un acto en New Hampshire quien fuera la mano derecha de Trump de 2017 a 2021.
A ello se le suma el agitado frente judicial en su contra. El pasado 8 de agosto, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) registró su mansión de Mar-a-Lago (Florida) en busca de documentos clasificados que el exmandatario supuestamente sacó de la Casa Blanca cuando abandonó el poder en 2021.
Un juez federal de Florida escuchará este jueves los argumentos de las partes para decidir si difunde el contenido del atestado que justificó la petición de redada, cuya orden e inventario ya se han hecho públicos y han permitido saber que se incautaron veintiséis cajas y varias carpetas de documentos y fotos con las etiquetas de «alto secreto» o «confidencial».
En paralelo, quien fuera su abogado personal, Rudy Giuliani, está siendo investigado en el estado de Georgia por su implicación en los intentos del expresidente de invalidar las elecciones de 2020 y esta mañana acudió a declarar en el marco de esas pesquisas ante un gran jurado en la localidad de Atlanta.
(c) Agencia EFE