Tuvo una pasión incondicional por los perros de pastoreos. Ella misma supervisó su dieta y hasta la acompañaron en su luna de miel, La monarca se encargaba de pasearlos y trasladarlos en sus vacaciones
La reina Isabel II fue una gran amante de los perros, especialmente de los Corgi. A lo largo de su vida tuvo 30 animales de esta raza a quienes cuidaba y dedicaba gran tiempo libre, sobre todo luego de la muerte de su marido Felipe en abril del año pasado.
Cuando la reina Isabel II cumplió los 18, sus padres le regalaron su primer cachorro, llamado Susan. Y tanto quiso la reina a su primera amiga canina que en 1947, siendo aún princesa y con apenas 21 años, los registros fotográficos muestran que se la llevó de luna de miel. Durante sus 70 años de reinado, Isabel demostró un gran afecto por los animales, especialmente los perros, sus fieles compañeros desde sus primeros días en el palacio real.
La raza con la que creció la reina Elizabeth son los corgis; una de las más antiguas de Gran Bretaña. Tras la muerte de Vulcan en 2020 y Willow en 2018, hasta su fallecimiento solo contó con la compañía de una perrita corgi llamada Candy y una cocker spaniel inglesa que respondía al nombre de Lissy. Los corgis, pequeños y alargados, se han destacado por siglos por ser perros pastores. Sin embargo, las últimas mascotas de la reina fueron por primera vez una mezcla, una cruza entre sus corgis con los perros dachshund de su hermana, la princesa Margarita.
La larga tradición de este tipo de perros en la familia real comenzó cuando el rey Jorge VI, introdujo a Dookie, el primer perro de sus dos hijas en 1933. Además de los perros, los caballos fueron otro de sus grandes amores.
La reina Isabel ha criado a más de 30 perros de raza, algunos de ellos se han hecho famosos por haberla acompañado en momentos cruciales, como fue la mencionada luna de miel, o durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Cuando la monarca se trasladó al castillo de Windsor para pasar ahí el confinamiento, lo hizo en compañía de uno de sus corgis. Además de ser grandes compañeros, estudios psicológicos han revelado los beneficios de tener un perro en casa.
Los perros de raza corgi de la reina Isabel II fueron los más leales sirvientes de la monarquía, proporcionando compañía doméstica a la soberana durante casi un siglo, hasta su muerte este jueves. La reina y sus corgis están tan ligados en el imaginario de los británicos como el té y los pasteles, y dieron a conocer al mundo esta raza pequeña de patas cortas originaria de Gales, que ahora vive un renacer tras haber estado amenazada.
Los pequeños perros color arena con orejas puntiagudas tuvieron una presencia permanente en la corte de Isabel II, a la que seguían por cada habitación del Palacio de Buckingham, además de aparecer en fotos y retratos oficiales. Incluso se ganaron un papel en el video que la reina protagonizó junto al actor Daniel Craig, interpretando a James Bond, para la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012.
“Son perros petisos y gorditos que, insólitamente, son ovejeros. Uno podría pensar que son de compañía pero son de trabajo. Se trata de ovejeros muy característicos de Gales que la Reina Isabel II hizo populares ya que no es una raza muy vista en el mundo”, indicó ante Infobae el profesor y doctor Juan Enrique Romero, quien es médico veterinario y ex director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam).
“La corona inglesa siempre fue muy amante de los animales. Hace poco la Reina declaró -en función de su decadencia física- que ante la muerte del último ejemplar que tenía ya no iba a contar con ningún animal de compañía”, recordó Romero.
La reina dejó de criar corgis al cumplir 90 años para no dejarlos huérfanos tras su muerte. El fallecimiento en 2018 de Willow, el último de los corgis que había domesticado ella misma, acabó con la dinastía. Pero en febrero de 2021 su hijo Andrés le regaló dos pequeños dorgis -un cruce de dachshund y corgi-, Muick y Fergus, para animarla durante la hospitalización de su esposo, el príncipe Felipe, que falleció poco después, el 9 de abril.
Isabel II había encontrado consuelo paseándolos por los terrenos del Castillo de Windsor, pero Fergus murió inesperadamente en mayo de aquel año.
Supervisión de la dieta canina
La reina quería tanto a sus corgis que supervisaba personalmente su dieta diaria, según el libro “Pets by Royal Appointment” de Brian Hoey, que hace un repaso a las mascotas de la realeza británica desde el siglo XVI. Un empleado preparaba la cena de los perros, consistente en un filete y una pechuga de pollo, que se servía todos los días a las 17h00 en punto. La propia reina se convertía en sirvienta cuando regaba el festín con salsa.
En su libro, Hoey sugiere que la monarca prefería la compañía de los animales a la de los humanos. La realeza “desconfía de casi de todos aquellos ajenos a su propia familia, así que las únicas criaturas en las que realmente confían no son de especie humana”, afirmaba.
Pero no todos en el palacio de Buckingham tenían el mismo entusiasmo. Se dice que el príncipe Felipe era reacio a estos animales de andares de pato porque ladraban mucho, según Hoey. La reina crió a decenas de corgis en vida y algunos de ellos fueron una fuente de dolor. Uno de sus favoritos, Pharos, tuvo que ser sacrificado tras ser violentamente atacado por Florence, el bull terrier inglés de su hija, la princesa Ana, en 2003.
Amenazada de extinción en 2014, cuando solo se registraron 274 ejemplares, la raza vivió un renacer cuando años después la productora de televisión Netflix los retrató junto a Isabel II en la exitosa serie “The Crown”, que narra su reinado.
Como resultado, los corgis volvieron a estar de moda. Desde que se emitió la primera temporada en 2017, las inscripciones de cachorros de corgis no dejaron de aumentar y casi se duplicaron entre 2017 y 2020, según el Kennel club, la mayor organización británica dedicada a la salud de los perros, que en 2018 consiguió sacarlos de la lista de razas caninas en peligro de extinción.
CON INFORMACION DE-infobae.com