“Una restricción a nuestras libertades”, opina Telmo García, de 27 años, sobre el decreto de ahorro energético que se publica este martes en el Boletín Oficial del Estado. El Gobierno español ha presentado una batería de medidas para ahorrar energía de cara al invierno y cumplir así con el compromiso europeo de reducir en un 7% la demanda de gas.
Esta primera tanda de propuestas incluye mantener el aire acondicionado a 27 grados en verano y la calefacción a 19 en invierno. En un principio, será obligatorio en todos los edificios públicos y comerciales, entre los que se incluyen los bares, cines, teatros, aeropuertos y estaciones de tren. La medida se extiende como una recomendación a los hogares españoles.
Algo que no ha sentado bien entre la población que se pregunta si una temperatura tan alta en verano es óptima para trabajar. “Ahora mismo, quizá sugestionada por la ola de calor que estamos viviendo, diría que con 27 grados pasaremos mucho calor. Quizás podríamos trabajar a 25 grados, pero no a 27”, asegura Andrea Castillo, que trabaja en una universidad pública.
El Gobierno ha asegurado que puede ser flexible para “garantizar las condiciones de seguridad laboral o siempre que esté justificado por condiciones térmicas”. Y su aplicación será vigilada por parte de las comunidades autónomas.
“En términos generales, se puede trabajar a 27 grados, pero para alcanzar esa temperatura en zonas cálidas, es necesario poner el aire acondicionado a 22 o 23 grados durante un par de horas, por eso me preocupa que no se permita superar los 27 grados en ningún momento”, sostiene Laura Berge, funcionaria de profesión.
En ese caso habría que encender el aire con bastante anticipación y sería contraproducente en términos de ahorro energético”, añade.
Su compañera de mesa, María Isabel Ruiz, opina lo mismo. «Estoy a favor de que se ahorre energía y sé que esto exige sacrificios, pero estas temperaturas que proponen no son adecuadas. Tendría que variar en 2 o 3 grados para adecuarla a la temperatura del exterior, ya que en cada región de España es distinta».
La nueva norma durará 16 meses y estará en vigor hasta noviembre de 2023. El Ejecutivo ha dado un plazo de siete días desde su puesta en marcha para que los establecimientos se adapten a las exigencias en cuanto al control de la temperatura. Además, los comercios deberán tener las puertas cerradas para evitar que el frío o el calor se escapen.
Para controlar la temperatura, los establecimientos deberán contar con luminosos visibles que informen a los ciudadanos de la temperatura en el interior.
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