La Fiscalía de Menores ucraniana denunció este domingo que al menos 379 niños murieron y 733 personas resultaron heridas en ataques perpetrados por Rusia desde el comienzo de la invasión a Ucrania a finales de febrero.
La mayor parte de las víctimas infantiles, contando fallecidos y heridos, se registraron en la región de Donetsk, con 388; Kharkiv, con 202, la región de la capital, Kiev, con 116; Chernigov (68),la región de Lugansk (61), Kherson (55), Mikolaiv (67), Zaporizhzhia (44), Sumy (17), y Yitomir (15).
Los bombardeos rusos, denunció la Fiscalía, destruyeron además 2.328 instituciones educativas, de las cuales 289 han resultado completamente destruidas, según el balance recogido por Ukrinform.
Durante la invasión rusa, casi 5.600 civiles ucranianos han muerto y casi 7.900 han resultado heridos, según el último balance actualizado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, publicado el lunes, 22 de agosto.
La ONU ha constatado, en este mismo balance, 362 niños fallecidos y 610 heridos desde el principio de la guerra. Sin embargo, tanto Naciones Unidas como la Fiscalía de Ucrania temen que estos datos sean realmente inferiores a las cifras reales dada la dificultad de recopilar información durante el conflicto.
Por otra parte, Ucrania se dirigió este sábado a la comunidad internacional para que obligue a Rusia a liberar la central nuclear de Zaporizhzhia, ahora que se han reconectado a la red eléctrica general los dos reactores de la planta, ante el riesgo de un escape radiactivo.
La agencia nuclear ucraniana, Energoatom, considera que ha llegado el momento de “tomar medidas urgentes” para que Rusia ceda el control de la mayor planta atómica de Europa al Estado ucraniano “en aras de la seguridad del mundo entero”.
El llamamiento coincide con los preparativos para que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) envíe una misión a Zaporizhzhia, algo que podría ocurrir “en los próximos días”, según su director general, el argentino Rafael Grossi.
Energoatom acusó el sábado en un comunicado en Telegram al Ejército ruso de atacar “repetidamente” el recinto de la central, bajo control de Moscú casi desde el comienzo de la “operación militar especial”.
Debido “a la presencia de las tropas rusas con sus armas, equipos y explosivos” en las instalaciones “hay graves riesgos para la operación segura” de la planta, denuncia.
“La infraestructura ha resultado dañada, hay riesgos de vertidos de hidrógeno y pulverización de sustancias radiactivas, y el riesgo de incendio es alto”, advierte.
La buena noticia es que los dos reactores nucleares en activo, que fueron desconectados el jueves por primera vez en la historia de la planta inaugurada en 1985, han vuelto a conectarse a la red.
“La central de Zaporizhzhia, pese a las numerosas provocaciones perpetradas por los ocupantes, continúa operando en el sistema energético de Ucrania y cubriendo las necesidades eléctricas del país”, destacó Energoatom.
Mientras, el subjefe del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, aseguró al canal de televisión francés LCI que “la operación militar especial se lleva a cabo para que no ocurra la Tercera Guerra Mundial”.
Medvédev considera que si Ucrania hubiera ingresado en la OTAN y se hubiera producido una operación militar contra territorio ruso, eso hubiera significado “el inicio de la Tercera Guerra Mundial”.
“De alguna forma, por ahora la situación está siendo controlada (…) La apocalipsis aún no ha llegado y espero que no llegue”, apuntó.
Consideró que las tropas rusas están conduciendo la “variante más moderada” de una campaña militar, que, en otras circunstancias, iría “mucho más rápido” y acabaría no sólo con la infraestructura, sino también con los órganos estatales de toma de decisiones de Kiev.
En cuanto al fin de las hostilidades, subrayó que la renuncia de Kiev a la OTAN ya no es suficiente y que Occidente debe conceder por escrito a Moscú las garantías de seguridad que el presidente Vladimir Putin le planteó a finales de 2021.
(Con información de Europa Press)