Una exhaustiva investigación de la agencia de inteligencia británica, Molfar, prueba que los rusos colocaron bombas sumergibles y cerraron las compuertas
La primera explosión ocurrió a las 2:46 de la madrugada del martes 6 de junio. Luego vinieron otras. Norsar, la agencia noruega que detecta movimientos sísmicos en Europa asegura que 8 minutos más tarde, a las 2:54 registró un sismo creado por una explosión en la misma zona que fue grabado por la estación de Bukovina, en Rumania. Las evidencias se acumulan y señalan a las fuerzas ocupantes rusas como las responsables de la voladura de la estratégica represa de Kajovka sobre el río Dnipro de Ucrania.
Según la agencia británica de inteligencia Molfar, que facilitó los documentos a Infobae, los rusos que mantienen el control de la represa desde los primeros días de la invasión en febrero de 2022, colocaron explosivos sumergibles en las paredes de hormigón e hicieron subir el nivel del agua hasta que la presión provocara la detonación. Lo hicieron de esta manera porque con explosiones regulares no hubiera cedido la estructura como sucedió cuando cientos de miles de litros de agua terminaron de hacer el trabajo. Molfar también calculó que el impacto de uno o varios misiles regulares como los que se dispararon hasta ahora en esta guerra, tampoco podrían haber provocado la caída de semejante barrera. El periodista ruso especializado en temas militares, Kostyantyn Ryzhenko, también dijo en Telegram que “según el análisis del vídeo, la central hidroeléctrica fue volada desde adentro, ningún cohete o artillería podría haber causado tales daños”.
Al mismo tiempo, se detectaron una serie de comunicaciones entre los integrantes de la Brigada 205 del 1er batallón de Fusileros Motorizados que estaban a cargo de la represa mientras actuaban esa madrugada y hablaban de cubrirse ante una inminente explosión. El soldado/bloguero Yehor Guzenko publicó en Telegram: “No puedo decir lo que hicieron nuestros chicos, pero creo que todo el mundo lee las noticias”. Y lo acompañó con una foto almorzando frente a las instalaciones de la sala de máquinas de la represa. También dijo que varios de sus compañeros iban a recibir condecoraciones por “el gran trabajo realizado”. Las tropas, según la agencia Molfar, estaban a cargo del coronel del ejército ruso, Oleg Makarevich Leontiyovych, quien habría sido la persona que dio la orden de destruir la represa. Otro canal de Telegram utilizado por la brigada ya había advertido en octubre de 2022 que el lugar estaba minado y que lo harían explotar si las fuerzas ucranianas intentaban cruzar el río Dniéper. También dio consejos a las tropas rusas para que se mantuvieran a salvo cuando la explosión ocurriera.
Para lograr el objetivo, era imprescindible aumentar la presión del agua y para eso los rusos cerraron las compuertas. La cota máxima registrada en los últimos 20 años fue de 17 metros. Nunca se superó esa marca y los ingenieros ucranianos recomendaban mantenerla mucho más abajo. Los registros oficiales muestran que el promedio era de 14 metros. En la madrugada del 6 de junio, la cota había ascendido a 17 metros y 45 centímetros, por encima del máximo manejado por los expertos en las últimas dos décadas, de acuerdo a datos oficiales.
Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), Rusia tenía un “mayor y más claro interés en inundar la margen izquierda, ya que ensancharía el Dniéper y dificultaría el paso de Ucrania, a costa de inundar algunas de sus propias posiciones. A principios de junio, Rusia vació el agua del embalse para obligar a los grupos de reconocimiento ucranianos a abandonar las islas río abajo”.
La represa de Kakhovska fue un punto estratégico desde el primer momento de la invasión rusa, controla el flujo de agua dulce de la ocupada (en 2014) península de Crimea y el embalse que mantiene baja la temperatura de los reactores nucleares de la central de Zaporizhzhia, la más grande del este europeo, es fundamental para unos 10 millones de hectáreas de cultivos y provee de agua potable a más de 10 millones de personas. Con la explosión y la posterior inundación, están siendo evacuadas unas 50.000 personas que permanecían en las áreas ocupadas de la región de Kherson donde toda la infraestructura agrícola e industrial que se levantaba en las orillas del río y los embalses quedaron sumergidas bajo las aguas. Oleh Kiper, el gobernador de Odesa, en la desembocadura del río sobre el Mar Negro, advirtió de que las aguas estaban arrastrando minas y explosivos que los rusos colocaron en la región y hacían muy peligrosa la navegación.
Todos los analistas coinciden en que la voladura de la represa tuvo el objetivo de detener la contraofensiva que iniciaron esta semana las fuerzas ucranianas. Lo hicieron, incluso, en detrimento de algunas defensas que habían levantado en las tierras más altas de la orilla oriental del Dnipro. “Recordemos que los ejércitos que pasan a la ofensiva no vuelan presas para bloquear su camino de avance. Por el contrario, son los ejércitos en retirada los que llevan a cabo tales acciones para frenar el avance del otro bando”, explica la agencia Molfar en su informe.
En estas “tierras de sangre”, como las llama el historiador Timothy Snyder, ya se registraron hechos similares en conflictos anteriores. Durante la Segunda Guerra Mundial en Ucrania hubo dos voladuras de represas sobre el Dniéper. La primera causada por la retirada de las fuerzas de la NKVD, las milicias políticas de la ex Unión Soviética, en agosto de 1941 ante el avance de las fuerzas de la Alemania nazi en la Operación Barbarroja y que mató a casi 100.000 civiles ucranianos. La segunda fue causada por la retirada de los ocupantes nazis en 1943, tras la contraofensiva soviética en la Batalla de Kursk. La presa de Kajovka fue construido en 1956 y ya había tenido otros intentos de ataques por parte de las fuerzas rusas en 2014 cuando invadieron Crimea y crearon los enclaves separatistas de Donetsk y Luhansk, en la región industrializada del Donbass.
En Moscú se venía hablando de la voladura de la represa de Kajovka desde hace meses. El 21 de octubre de 2022, el canal TG de la 205ª Brigada en Telegram ya había revelado en un post sobre que la presa estaba minada “para explotar si las Fuerzas Armadas de Ucrania quieren avanzar y entrar en forma incontrolada en Kherson”. El autor también estimó en un 70% la probabilidad de que los rusos volaran la presa. En octubre, la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania indicó que el minado se llevó a cabo en abril de 2022, y en octubre también se minaron las esclusas y los soportes de la central hidroeléctrica, y se localizaron camiones con explosivos en la propia presa. Tres días más tarde, el 23/10/2022, el mismo canal TG publicó recomendaciones para los residentes de Kherson en caso de que la presa fuera volada.
Esa misma semana, el sitio web republic.ru publicó una entrevista con el experto militar Roman Svitan en el que éste afirmaba que la voladura de la represa era “la maniobra más lógica” para los ocupantes. Cuando las fuerzas ucranianas lograron liberar Kherson en noviembre del año pasado, llegaron precisamente hasta la orilla del Dnipro y tuvieron que dejar la represa en manos de los rusos para evitar que la destruyeran. Sabían que estaba minada. Se cree que el comando ruso no lo hizo porque creía que por el puente que cruza por encima de la presa iban a poder pasar las tropas para reconquistar Kherson. Esto a pesar de que los “corresponsales” militares del Kremlin como el fallecido Vladlen Tatarsky, llamaban a “terminar el trabajo” a través de sus canales en las redes sociales. En diciembre se supo que estuvieron en el lugar dos oficiales de los paramilitares del Grupo Wagner para “evaluar si destruían o no la central hidroeléctrica”. Una foto de ellos en el lugar apareció en la red social rusa VKontakte.
En mayo de este año se especuló con el atentado en la televisión rusa. El analista militar ruso del canal de televisión Izvestia, Dmitriy Astrakhan, dijo que se estaba preparando la maniobra y que ésta tendría como objetivo detener por al menos una semana a las tropas ucranianas en su avance en el sur del país. Y el 30 de mayo, es decir, una semana antes de la voladura de la presa, el gobierno ruso aprobó una resolución según la cual, “hasta el 1 de enero de 2028, las investigaciones técnicas de accidentes en estructuras hidrotécnicas ocurridos como consecuencia de operaciones militares, sabotajes y actividades terroristas no deben realizarse en los territorios ucranianos ocupados”. Es decir que el Kremlin incluso preparó el terreno para deslindar su responsabilidad en caso de que se juzgue lo sucedido en un tribunal especial como lo que es: un “crimen de guerra”.
TOMADA DE*-infobae.com