La inteligencia militar británica considera que recostruir el Primer Ejército de Tanques de la Guardia le llevará años de esfuerzo al Kremlin. Ya había sido parcialmente dañado en la batalla de Kiev y tenía un rol clave en el frente occidental
El ministerio de Defensa del Reino Unido consideró este martes que Rusia podría necesitar años para poder “reconstruir” el ejército que tenía asignado para hacer frente a una hipotética guerra contra tropas de la OTAN.
En el último parte de inteligencia militar, Defensa revela que “elementos de las fuerzas del presidente ruso, Vladimir Putin, que se han retirado de la región de Kharkiv durante la pasada semana, pertenecían al regimiento militar ruso denominado Primer Ejército de Tanques de la Guardia, que está subordinado al Distrito Militar Occidental”.
Ese ejército, según explica el informe colgado hoy en Twitter, “ya sufrió bajas severas en la primera fase de la invasión y no se había reconstituido completamente antes de la contraofensiva ucraniana en Kharkiv”.
Se trata, además, de “uno de los más prestigiosos ejércitos de Rusia, asignado para la defensa de Moscú y destinado a efectuar una contraofensiva en caso de que se produjera una guerra con las fuerzas de la OTAN”.
Ahora que ha sido “gravemente degradado”, las fuerzas convencionales rusas diseñadas para contraatacar a la alianza occidental “se han debilitado seriamente” y “probablemente harán falta años para reconstruir su capacidad”.
El informe observa que esto se produce en un momento en que Ucrania ha recuperado parte del territorio del noreste en los últimos días.
Este martes, las tropas ucranianas aumentaban la presión sobre las fuerzas rusas en retirada y trataban de asegurar su repentina ventaja, que ha supuesto grandes avances territoriales y una presión inesperada para el Kremlin.
Nuevas banderas amarillas y azules ondeaban en los edificios más altos que quedaban en poblaciones medio destruidas en torno a la segunda ciudad más grande de Ucrania, Kharkiv, mientras los soldados ucranianos inspeccionaban tanques rusos calcinados que habían quedado por el camino.
“Desde principios de septiembre hasta hoy, nuestros soldados ya han liberado más de 6.000 kilómetros cuadrados del territorio de Ucrania, en el este y el sur. El movimiento de nuestras tropas continúa”, dijo el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, en su mensaje vespertino del lunes. Muchos de los avances militares anunciados no podían verificarse de forma independiente.
Pero la retirada no impidió a Rusia castigar las posiciones ucranianas. El martes de madrugada atacó la ciudad de Lozova, en la región de Kharkiv, donde mató a tres personas e hirió a nueve, según el gobernador regional Oleh Syniehubov.
A su vez, la inteligencia militar ucraniana informó de rendiciones masivas de soldados rusos. Un asesor de Zelensky dijo que había tantos prisioneros de guerra que Ucrania se estaba quedando sin espacio para alojarlos.
El Kremlin no ha encontrado una respuesta a la contraofensiva, su peor derrota militar en Ucrania desde que sus fuerzas se retiraron de los alrededores de Kiev tras un intento fallido de tomar la capital al comienzo de la invasión. El Ministerio ruso de Defensa admitió el revés en un mapa que mostraba a sus tropas arrinconadas a lo largo de una estrecha franja de tierra en la frontera con Rusia, una admisión tácita de grandes avances ucranianos.
Aún no estaba claro si la rápida ofensiva ucraniana podría suponer un punto de inflexión en la guerra. La iniciativa ha cambiado de manos antes, pero rara vez de forma tan clara y repentina.
En Rusia, algunos atribuyeron las pérdidas a las armas y combatientes occidentales. “No fue Ucrania la que atacó Izium, sino la OTAN”, afirmaba un titular en el diario con apoyo estatal Komsomolskaya Pravda, en alusión a uno de los lugares donde Rusia dice haber retirado tropas.
(Con información de EFE y AP)