En la víspera de Navidad de 2018, La Kuora Club, uno de los clubes nocturnos más populares de Santo Domingo, estaba a reventar. Unas 700 personas habían concurrido para toda una noche de fiesta, y Arcángel, la estrella del reguetón, estaba a cargo del espectáculo principal de la noche.
Estos días de gloria no durarían mucho. Aquella sería una de las últimas fiestas del lugar.
El propietario era César Emilio Peralta, alias “El Abusador”, quien supuestamente fuera uno de los narcos más poderosos de República Dominicana. Era dueño o administrador de al menos otros cuatro clubes nocturnos en Santo Domingo, entre otra veintena de negocios.
Por la pista de baile de La Kuora había pasado la crema y nata de la sociedad dominicana durante años. Ángel, antiguo empleado del club, relató a InSight Crime que, en una noche, podía verse a políticos hombro a hombro con deportistas, estrellas de la farándula y narcotraficantes.
Los clubes nocturnos de Peralta, entre ellos uno denominado Flow, eran conocidos por su extravagancia. El dueño del local recuerda con regocijo que, en su mejor momento, una mesa en el Flow costaba unos 10.000 pesos dominicanos (US$185), y una botella de licor se conseguía por cinco veces el precio de venta en la tienda de la esquina. “El estacionamiento se llenaba de coches deportivos de lujo”, relata el dueño.
Esos días quedaron en el pasado. Un vigilante solitario, pagado por las autoridades dominicanas, es lo que se ve en lugar de los despampanantes autos a las afueras de La Kuora. Otro de los clubes de Peralta es ahora un edificio de oficinas, y un tercero quedó abandonado totalmente; sus anuncios de ‘Se vende’ se decoloran bajo el sol inclemente. Por las rendijas de las tablas que bloquean la entrada del Kaprich, otro club que fuera propiedad del capo, pueden verse tuberías colgando del techo y trozos de aislante desparramados por el suelo.
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